«Los niños llegan al mundo cuando ya hemos vivido. Vienen a colmar un deseo y a la vez a destruirlo con su sola presencia. Se encuentran con nuestra pasión y nuestras heridas: nada está de verdad preparado para recibirlos. Este libro habla de la intimidad, de esa estancia invisible que
solo a veces somos capaces de convocar. De la intimidad de una mujer con su amante; de la intimidad con el propio cuerpo; de la intimidad de una madre con su bebé (...).