Está claro, hay un horror económico. Pero con denunciarlo no basta: si la denuncia fuera efectiva, el capitalismo habría desaparecido hace mucho tiempo ... Los autores llaman “capitalismo” a ese sistema que se apodera de nosotros a través de alternativas infernales, del tipo: «Si pides derechos adicionales, un aumento de salario, promueve la deslocalización y el desempleo». ¿Cómo no quedar paralizado? Otras personas lo han llamado sistema mágico. ¿Y si no fuera una metáfora? ¿Y si ese fuera el mejor nombre que podríamos darle al control que el capitalismo tiene sobre nosotros, ayudándonos a pensar en las formas en que podemos controlarlo? ¿Por qué hemos sido tan vulnerables a un sistema así? ¿Cómo protegerse? Ciertas ideas de izquierda y, en primer lugar, la creencia en el «progreso», ¿no le habrían dado al capitalismo los medios para dejarnos impotentes? Este libro es para aquellos que se niegan a aceptar la resignación. Afirma la importancia política de la acción de colectivos capaces de crear nuevas formas de resistir a lo que estamos sometidos, y la necesidad de una cultura de aprendizaje y relevo, porque necesitamos el conocimiento que produce y pide la construcción de tales colectivos. Es a través de la pregunta pragmática «cómo conseguirlo» que los autores extienden el grito lanzado en Seattle: «¡Otro mundo es posible!».