Lejos de las versiones excesivamente supramundanas del budismo, el lama nos presenta un Dharma cercano, asequible en el mejor espíritu ético de la tradición tibetana. Especial énfasis se otorga a las acciones saludables –como la compasión, la no-violencia o el amor–, beneficiosas para uno mismo y los demás. Sin olvidar aspectos como la toma de refugio, el significado de los mantras o la simbología de la Rueda de la Vida.