El universo es un organismo vivo. No tiene leyes, sino hábitos. Esa es la gran intuición de la cosmología budista. A ella se añade otra, que proviene del pensamiento védico y que hereda el : la mente no es la conciencia. La naturaleza está hecha de la materia sutil de la mente, una mente extendida, que dialoga constantemente con una conciencia que lo permea todo. Este libro ofrece un recorrido por tales cosmologías de India. En la época védica, el universo primordial es sonido puro, precursor de la luz. Un mundo que habrá de conocerse a través de la voz de aquellos que han sabido escuchar sus secretos. En el , el universo se llena de testigos ocultos a los que la naturaleza trata de complacer. La conciencia, pura y sin contenido, se deja seducir por la naturaleza. Para el budismo, el espacio no se distribuye mediante fuerzas como la gravedad, sino mediante las excentricidades de la vida psíquica.