Los ejercicios benedictinos ayudan a recorrer en comunidad un camino místico. Pero sabiendo que este camino no hace salir fuera del mundo, sino que implica adentrarse en él y dirigirse hacia una humanidad más consciente y a un 'yo' más maduro. La pregunta central que plantean gira en torno a cómo encontrar y experimentar a Dios y cómo encontrarse uno mismo: a esa imagen singular que Dios hace de cada uno de sus hijos/as. Un camino espiritual que es siempre un camino de sanación, que lleva a la salud y a la libertad interior. Ofrecen una vía para dejarse purificar e iluminar cada vez más por el Espíritu de Jesús y, por medio de Cristo, de hacerse uno con Dios y con el 'yo' más íntimo.