A lo largo de la historia ha habido distintas concepciones de la discapacidad intelectual. Ha sido frecuente en nuestra sociedad que se la considere una enfermedad, una deficiencia, un trastorno. Hoy nos sorprende más que se la haya considerado un vicio, un castigo divino o una penitencia necesaria para la redención. A partir de diversas concepciones se han desplegado variadas soluciones a los problemas personales, sociales y políticos que plantea la discapacidad, soluciones que se han puesto en práctica a través de los sistemas médicos, educativos, normativos o judiciales. A la luz de las experiencias acumuladas podemos evaluar los efectos que generaron las soluciones que se pusieron en práctica, tanto en los propios discapacitados como en la sociedad, y preguntarnos, ¿hemos conseguido las condiciones para que los discapacitados puedan integrarse en espacios inclusivos donde todos podamos vivir nuestra vida con plenitud? Este libro se pregunta por la forma de hacer mejor la vida de los discapacitados y, por ende, hacer también mejor nuestra sociedad.