Lucía es una niña que, al igual que todos los niños de su edad, se despierta cada mañana, se levanta, se lava, desayuna y sale de casa para ir a la escuela.
Pero a diferencia de sus amiguitos y de cualquiera que la rodee, en su rutina diaria, ya sea en el autobús, pasando por el parque o caminando junto a otras personas, experimenta una explosión de colores y emociones románticas o grotescas que dan vida a imágenes a partir de sonidos, olores.
Lo que la diferencia de otros niños es que Lucía perdió la vista, pero no su capacidad de imaginar y de mirar de otra manera.