Tras una travesía llena de aventuras y peligros, el marinero Robinson Crusoe naufraga en una isla desierta. Para sobrevivir y construir un nuevo mundo desde cero, cuenta con una sola herramienta: sus propias manos. Daniel Defoe recurre en esta historia a un brillante uso de la perspectiva para poner en primer plano aspectos como los peligros de la naturaleza, el instinto o la soledad.