Por suerte, mi memoria se ha mantenido relativamente intacta. Desde pequeño, siempre he medido mi vida en avances musicales, y no en meses o años. Para recordar un momento y un lugar en concreto, mi mente vuela a canciones, álbumes y bandas. Desde las emisoras AM de los setenta hasta cada uno de los micrófonos que he usado, te puedo ir diciendo el qué, el quién, el dónde y el cuándo desde las primeras notas de cualquier canción que haya saltado de un altavoz a mi alma. O de mi alma al altavoz. Para algunas personas, el detonante de un recuerdo es un sabor, para otras puede ser un olor o algo que vean. Mi detonante es el sonido, como un recopilatorio inacabado a la espera de ser enviado.