¡Ah, qué alegría!
Es Nochebuena, afuera ha nevado, y en mi casa está todo preparado para acoger a mis amigos y parientes. ¡Será una cena para relamerse los bigotes!
Pero? ¡vaya!
De repente todo cambia y descubro que tengo que pasar la Navidad solo con mi pececito rojo Aníbal.
Estoy melancólico, pero al pasear por Ratonia encuentro a muchos amigos nuevos, y al volver a casa descubro una sorpresa ¡más tierna que un quesito!