Este ensayo propone trabajar con la Filogenia como herramienta aplicada desde la analogía en la arquitectura que permite investigar cómo ciertas prácticas arquitectónicas pasadas participan en la construcción de los discursos presentes. En este proceso especulativo Óscar Rueda se pregunta si los alardes de las tecnoutopías del movimiento metabolista han permeado en la actualidad a través de la Big Roof de Osaka '70 hasta llegar a las propuestas inmateriales, pero hipertecnificadas de Junya Ishigami, y si los agentes principales de esta genealogía retroactiva han sido Kiyonori Kikutake y Arata Isozaki a través de las arquitecturas de límites difusos de Toyo Ito. El texto se distancia de un afán demostrativo, meramente documental e historiográfico y permite armar mecanismos de interpretación instrumental útiles para el desarrollo de la práctica arquitectónica.