Hannah Arendt, filósofa de la política y la cultura cuyas ideas han causado entusiasmo y animadversión, es una de las voces más originales y fértiles del siglo XX, ensalzada como una visionaria por sus iguales y tachada de presuntuosa y farsante por sus adversarios. Nacida en Prusia en una familia de judíos asimilados, huyó de la Alemania nazi en 1933. Hoy su figura permanece envuelta en la tormenta desatada a raíz de la publicación en The New Yorker, en 1963, de su reportaje sobre el juicio
al criminal de guerra nazi Adolf Eichmann.
Arendt fue una mujer con muchas contradicciones. Era brillante, bella en su juventud e irresistible para los hombres inteligentes, incluso en su madurez tan llena de cigarrillos como de ideas provocadoras. No aprendió a escribir en inglés hasta la edad de 36 años, pero escribió en esta lengua Los orígenes del totalitarismo, un libro que cambió para generaciones de europeos y estadounidenses la manera de entender el
fascismo y el genocidio. Su obra más famosa y polémica, Eichmann en Jerusalén, desató feroces discusiones que todavía hoy resuenan, avivadas por el descubrimiento póstumo de su relación amorosa con el gran filósofo alemán y simpatizante nazi Martin Heidegger.
En esta biografía palpitante y amplia, Anne C. Heller explora el origen de las contradicciones y los grandes logros de Hannah Arendt, y lo encuentra en la convicción que la filósofa albergaba de su propia condición de lo que ella llamaba «paria consciente», es decir, uno de esos seres humanos, escasos en cualquier época y lugar, que nunca dejan de confiar en sí mismos cuando la sociedad los rechaza y jamás están dispuestos a pagar cualquier precio para ser aceptados por los demás.