Este es el libro, de entre todos los de Gracq, que recibió más elogios de André Breton. El libro de Gracq, ya desde el título, se construye como una revisión ? al modo de un pastiche o un palimpsesto- de múltiples situaciones y personajes de la tradición literaria. Casi todos ellos se sitúan en un Romanticismo gótico y exaltado, fatal, en la estela, por ejemplo de Melmoth, del René de Chautebriand o de Byron. El bello tenebroso es aquí el protagonista, de nombre Allan (referencia evidente a Poe). Encarna sin duda este ambiguo ideal de heroe taciturno, misterioso y destructivo, satánico y sublime y, al tiempo, no exento de una mortal fatalidad trágica que desata, en quienes lo acompañan, todo un tipo de reacciones, complicidades, exaltaciones y rechazos. Allan es Poe y es Rimbaud y Nerval y René y hasta Vigny y Lautréamont, pero, en definitiva, la serie no puede más que cristalizar en Breton.