De los dioses y del mundo, 1975, seguido de La piedad apasionada, 1975/1977, que se editan por primera vez en un solo volumen, proponen una quest de lo «sagrado politeísta en cuanto mayor proyecto político de los hombres», un alegato contra la Muerte y contra la creciente abstracción suprema, que es el hilo que conduce al monoteísmo de la Verdad, ya sea la de la Ciencia, ya sea la de Dios. Frente a ese monopolio del Gran Hermano divino, Savater vindica aquel paganismo en el que «todo estaba lleno de dioses, pero ningún Dios estaba en todas partes». Los ensayos recuperados en este volumen religioso a la antigua configuran una suerte de «panfleto vacilante» pensado desde una incredulidad radical contra todos los lugares comunes del pensamiento contemporáneo. Tanto La piedad, como De los dioses, incluyen revisiones dedicadas a autores nodales en la obra de Savater: Spinoza, Hölderlin, Cioran, Heidegger, Nietzsche, Swift, así como premonitorios ensayos acerca de la cultura, el gozo, o la filosofía española.