La tecnología nos fascina y nos asusta a partes iguales. Para bien o para mal, la IA ya está instalada en nuestras vidas. Cuando Apple introdujo en 2011 su asistente personal llamado Siri, se trataba aún de una tecnología incipiente que cometía numerosos errores; sin embargo, cada vez nos parece más natural ver a gente conversando con su móvil, algo parecido al futuro que nos presentaba la película Her (Spike Jonze, 2013). Pero, aunque se ha demostrado en muchas ocasiones que diversas funciones de la conducta humana se pueden comparar con las de las máquinas, es aún más cierto que todavía hay fuertes diferencias entre ambos.