Las trepidantes salas de baile donde van los jóvenes ociosos de la alta sociedad; los teatros de Greenwich Village y sus salones de té; el barullo endomingado de Coney Island; los decrépitos callejones de Chinatown y la media luz de los combates de boxeo en los que las mujeres elegantes pierden la compostura. No hay otro Nueva York como el de Djuna Barnes, como no hay escritora que se le parezca.