El futuro es mucho más húmedo de lo que solía ser. El paisaje australiano se ha transformado en una tierra pantanosa y desventurada. Las pocas máquinas que quedan funcionan a pedales en este inhóspito escenario. Penn y Lippy emprenden un viaje con la esperanza de establecerse en Falter City y abrir una fábrica de yogures caseros con los ahorros de la familia. Sin embargo, deberán mantenerse siempre alerta, pues la ciudad está repleta de estafadores y canallas. Es el tipo de lugar donde un idiota con suerte puede hacer una fortuna descomunal en una tarde y perderlo todo antes de acostarse. También es el tipo de lugar donde dos adolescentes emprendedores podrían hacerse realmente ricos... o no.