León de Vega, pianista ambidiestro y ambisiniestro, lleva un tiempo peleándose con los Preludios de Chopin. Sobre esa obra y al ritmo de sus veinticuatro movimientos, va tejiendo los claroscuros de una vida en la que se siente presa de paradojas imposibles de superar y sobre las que cabalga en una desmedida ambigüedad que lo transporta a una constante y desesperada bipolarización.