La presión social contra la soberbia es una manera de destruir los mejores ángeles de nuestra naturaleza y las pocas ocurrencias originales que vamos teniendo a lo largo de la vida. El antídoto de la soberbia no es solamente la humildad, también es un espacio social donde el interés genuino por cosas diferentes y elevadas es visto como una ganancia para todos. Hace la vida más rica y más abierta.