Al principio conocimos a los superhéroes en los tebeos de los quioscos, en el pulp y en las tiras de prensa. En la actualidad los encontramos de manera casi omnipresente en pantallas grandes y pequeñas, en películas y en series, en muñecos para jugar o para coleccionar… Pero su origen se halla (aunque por lo general lo olvidemos) en los dioses y las diosas, los héroes y las heroínas que han poblado desde tiempos inmemoriales los relatos mitológicos de la Antigüedad. Así, recogiendo inesperadamente aquella herencia pletórica y proteica, los creadores de Marvel y DC se han convertido en astutos dealers que nos ofrecen justo aquello que el espíritu de nuestra época ha perdido tras siglos de materialismo y racionalismo, y que sin embargo desea ardientemente... De este modo, remedando la función religiosa o sapiencial de los viejos mitos, los superhéroes pueblan hoy el Gran Relato que conforma los arquetipos heroicos de la contemporaneidad: una torrencial colección de historias entrelazadas de creación comunal comparables en capacidad alegórica y frondosidad imaginativa a las sagas de las mitologías grieg