El ejercicio poético es concebido en este libro como radicular y profético: una embriología fundamental que describe y explica los ciclos vitales siendo él mismo mímesis de aquellos. Semejante al ciclo de las cigarras, el poema, en un primer movimiento, aguarda silente bajo tierra bebiendo de las raíces. En un movimiento ulterior, se eleva estridulante, tras la última muda, por encima de todas las hogueras para invocar el asombro ante la pujante esfera de la propagación viviente. A esta ontogenia aspira Arribo y defaunación del fuego, una investigación sobre el origen y el exterminio de los elementos prefigurada, no en la huida de los dioses, sino en su defaunación. Desatada no en tiempos de oscuridad sino a la hora de perpetua certidumbre donde ningún cuerpo arroja ya su sombra: el ahora donde toda luz es humo.